viernes, 24 de agosto de 2012

La vida de los otros

En este mundo existen dos tipos de vida: la nuestra, y la de los otros.
Nuestra vida no nos queda otro remedio que vivirla porque no podemos darle a un botón y ponerla en pausa cuando nos sentimos indispuestos, pero la vida de los otros si dispone de ese botón, aunque nos falta a casi todos la voluntad para pulsarlo.
Seguramente mucha gente no sabe la talla de pantalón o blusa que utiliza en determinada marca de ropa, pero sabe de memoria la talla que gasta Ricky Martin o Pamela Anderson, y si no, lo twittea.
En los últimos años ha surgido la imperiosa necesidad de saber de la vida de los demás, los seguimos en twitter, en facebook, Gran Hermano, etc..
¿Por qué nos interesa más la vida de los famosos que la nuestra propia?
Seguramente prefieres saber lo que se ha gastado David Beckan en sus últimas vacaciones que lo que te has gastado tu, y eso que es lo que te afecta directamente.
Tan poderosa es la vida de los otros, que nos puede llegar a quitar el sueño la ruptura sentimental de Badd Pitt y Angelina Jolie, cuando seguramente son dos personas como tu y como yo que viven sus vidas de la manera más feliz que pueden, con sus alegrías y con sus penas.
Ciertas personas idolatran a personajes públicos y quieren ser como ellos, sin prestar en ese tiempo atención a sí mismos, e ignorando que son diamantes en bruto con la capacidad de labrar sus propias vidas, mientras las celebridades continúan siendo el ombligo del mundo, seguiremos permitiéndonos ser el dedo meñique del pie.
Cabe tanto la estupidez humana a la hora de idolatrar la vida de los otros que somos capaces de despreciar la nuestra propia poniéndo fin a nuestra vida cuando nuestra estrella mediática nos abandona.
¿En qué nos hemos convertido cuando la tecnología nos ha puesto en las manos todo tipo de información? Hemos pasado de ser “fans” para convertirnos en fanáticos, y ese no es buen camino.

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